Mantener una casa limpia y ordenada es una tarea constante que se vuelve más simple cuando nos acostumbramos a realizar pequeñas acciones cada día. Uno de los quehaceres más complejos es la limpieza de los vidrios y los espejos, ya que muchas veces es difícil obtener un buen resultado en la primera pasada. Por eso, es recomendable hacer un repaso al menos una vez por semana, para mantenerlos relucientes, en lugar de tener que limpiarlos en profundidad una vez cada tanto.
Puedes lograr un buen resultado usando un producto de tipo casero como el vinagre blanco (en un recipiente disuelves una parte de vinagre en cinco partes de agua), o simplemente un limpiador específicamente desarrollado para esta limpieza. Lo siguiente y súper importante es el paño: asegúrate de utilizar uno que no deje pelos ni ningún tipo de partículas pequeñas, desechando los trapos o las telas, y optando por las toallas de papel. Estas además evitan el traslado de gérmenes o de bacterias de un lugar a otro de la casa, que aunque no estemos en la cocina es muy importante, y por supuesto no rayan ni dañan tus vidrios.
Si tienes siempre a mano un envase rociador con el producto elegido y unas toallas de papel para una limpieza rápida, ¡olvídate de los vidrios sucios en tu hogar!